Confiar en mi ser interno
-
Cuando decidimos escuchar a nuestro ser interno y comenzar un crecimiento espiritual, el ego nos “distrae” enfermando el cuerpo físico.
-
Pero también si estamos tan alejados de la vida espiritual y nos sentimos presionados por las ilusiones de este mundo, la enfermedad llega para que despertemos, detengamos, paremos, miremos dentro de nosotros mismos y descubramos para qué estamos vivos.
La enfermedad no significa nada. Los cuerpos se enferman, se curan y se enferman de nuevo. Lo importante es no hacer una historia con relación a lo que estamos experimentando para así reconocer que no sabemos nada, que no podemos saber lo que más nos conviene.
Si enfermamos, es el cuerpo físico el que lo hace por alguna causa mental y un pensamiento erróneo ocurrido en el pasado.
Esto nos lleva a comprender que existe una relación bastante profunda, entre lo espiritual y lo material en nuestros cuerpos. Cuando no existe armonía entre estos aspectos es que se desencadena lo que llamamos enfermedad.
A pesar de ello, este tipo de experiencia puede ser considerada purificadora, ya que se trata de una situación liberadora de los pensamientos que se generan dentro de nosotros y de las experiencias que hemos vivido.
Entonces aprovechemos esta situación y elijamos la paz interna, y dentro de ese espacio, hagamos lo que nos sintamos inspirados a hacer. Descansar, ir al médico, tomar medicamentos o suplementos vitamínicos, buscar ayuda holística…
De repente nos llega un conocimiento que pueda ayudar a reconocer por qué el cuerpo experimenta ese desbalance y así corregimos el comportamiento, los hábitos alimenticios, de ejercicios, valores, o simplemente nos simplificamos la vida.
Aunque todo esto es una ilusión dentro de lo que creemos que somos…
Mi experiencia ha sido que si consumo cierto tipo de alimentos, éstos tienen un efecto desagradable en mi cuerpo. Entonces como más saludablemente y hago ejercicio para estar y sentirme en una mejor posición de continuar con el trabajo que me siento inclinado a hacer.
No estoy negando mi experiencia de enfermedad, sólo estoy siendo honesta y analítica conmigo misma, reconociendo en qué estado me encuentro por ahora y tratando de mejorar mi condición sin dejar de cumplir mi tratamiento.
Y entonces “algo” cambia en mi
Si nada tiene un significado intrínseco, entonces hay que abrir la mente al Maestro Interno que está utilizando todas mis experiencias para conducirme a la verdad.
El ego utiliza el cuerpo para distraernos de la Verdad, ya que el cuerpo es la primera distracción donde creemos que está nuestro verdadero ser y nuestra identidad.
Esta creencia es un gran error
El cuerpo es sólo un medio, un vehículo a través del cual nos comunicamos en este mundo.
Nuestra identidad no se puede definir y limitar a un cuerpo. Nuestra verdadera identidad, es ilimitada, es espíritu, es el todo.
Mientras nuestra experiencia sea la de creer que somos un cuerpo, podemos experimentar no sólo enfermedad, sino también malestar, tristeza, depresión, escasez.
Si elegimos a ese Maestro interno, nos podemos mover a través de esta experiencia (enfermedad) hacia el cambio de percepción que nos ayuda a no sentirnos afectados por nuestras experiencias.
Entonces la enfermedad, al igual que cualquier otra experiencia que tengamos en el plano físico, se ve tal y como es, una experiencia, sin historias ni significados, mientras hacemos lo que nos sintamos inclinados a hacer en cada momento para lidiar con esa experiencia.
Vivirla o sencillamente observarla
No es tan complicado, sólo requiere paciencia y confianza para que esta práctica se pueda aceptar y asimilar.
Se trata de estar más con nosotros, de “escuchar” nuestros pensamientos, reconocer el origen de ellos, desconectarnos de tantas informaciones “negativas” que recibimos a diario.
Es vivir, existir, ser y escuchar las verdades que existen dentro de cada uno de nosotros. Así empezamos a escuchar nuestro maestro interno, Dios, el creador, el universo o como lo quieras llamar.
No control
Dejar ir, fluir, entregar cada una de las decisiones que tomamos diariamente, es confiar en que la vida es una lección constante de aprendizaje, es internalizar lo que cada día vivimos y saber que no controlamos absolutamente nada.
Cada gota de lluvia, cada ola del mar inmenso, cada respiro, cada latido, cada hoja que cae de un gran árbol influye en cada uno de los seres humanos que poblamos este planeta. ¿Esto lo podemos controlar?
Una vez nos sentimos cómodos experimentando este tipo de confianza, la vida se lleva a cabo sin sufrimiento, en paz, libre de estrés, libre de enfermedad.
Te invito a despertar, a soltar las riendas, a sentir que estás en manos de Dios, él es la fuente, la guía y el soporte.
Que te lo digo yo, tu ya conoces mi historia…
Esta información está basada en el libro: “Un Curso de Milagros”,
si quieres tener más información acerca de este entrenamiento mental, copia y pega en tu buscador el siguiente enlace de Nick Arandes. http://www.youtube.com/playlist?list=PL957AFF07073B96A0&feature=view_all Gracias a mis amigos Julio Martínez: hechojulio@yahoo.com (fotos 1, 3 y 6) y a Carolina González Arias: carolinagonzalezarias@gmail.com (foto 4) por ser parte de este post.
Cuando no hay una relación armoniosa entre la mente y el espíritu se produce la enfermedad, más yo pienso que cuando la mente está enferma eso se manifiesta en el cuerpo en forma de dolencia. Desde una gripe hasta un cáncer las enfermedades son producto de la discordia. Lo importante es sanar la mente… Felicitaciones y gracias por tu artículo
Me gustaMe gusta