Tiempos de cambio

La pregunta no es ¿por qué? sino ¿para qué?

“Aunque no me guste mi situación actual, prefiero continuar así…” “No me gustan los cambios…” “Más vale malo conocido que bueno por conocer…”

Me atrevo a afirmar que  estas frases pueden –entre muchísimas otras cosas– resumir lo que pasó el día de las elecciones.

A ver… en mi país Venezuela hubo un intento de cambio. Las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre se perfilaban ante casi la mitad de la población en una especie de esperanza hacia lo mejor.

Pero para más de la mitad de la población ese 7 de octubre representaba la posibilidad de  continuar en un sistema que funciona para ellos. La continuación de “algo bueno”… y eso fue lo que sucedió: ganó la continuidad, el no-cambio.

¿Cómo es posible que más de la mitad del país no quiera progresar?

Resulta absurdo mirar las cosas desde un solo punto de vista. El mundo es grande, global, casi infinito, amplio, donde vivimos millones de personas… Cada uno con su historia, en esencia somos los mismos, somos hermanos, sólo la “forma” cambia…

Hay una historia detrás de cada persona. Una razón por la que cada quien es como es… Hay que pensar en eso antes de juzgar a nadie.

Lo que a mi me parece que es progreso, para otro no lo es. Es como decirle a alguien que tenga un feliz día o sonría… Si está pasando por una situación complicada, es difícil que tenga un día feliz… No califiquemos su comportamiento…

Casi la mitad del país sufrió un trancazo, una decepción importante. Esta minoría había hecho una  apuesta por cambiar el rumbo del país.

¡Más de un millón de votos entre el triunfo y la derrota! Pero la democracia es saber aceptar la decisión de las mayorías.

Cuesta entender que la mayoría haya votado por lo que el gobierno actual ha difundido: división, enfrentamiento, hostilidad, continuismo, inseguridad, concentración de poder. Cuesta entenderlo porque creo que nadie puede preferir violencia por encima de la paz… pero no juzguemos…

Un nuevo líder

Es una esperanza, el candidato de la oposición representa un cambio desde todo punto de vista. Antes no había alternativa… Quizás por eso nuestro presidente ya tiene 14 años en el poder.

Mientras tanto “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, hay que levantarse y seguir adelante.

Cuando nos toca pasar una circunstancia traumática y conseguimos superarla, nos sentimos fortalecidos.

Después de la jornada del domingo 7 de octubre, a los venezolanos que representamos la minoría nos toca reinventar nuestro país con fe y esperanza.

Debemos crecer y aprender más, la historia no acabó. Asumir el compromiso de no detenernos, de alcanzar la excelencia en todos nuestros actos.

Utilizar la empatía… porque hay algo que no comprendemos y que ocurre en la mayoría de nuestros compatriotas que se expresaron a favor del continuismo.

Estos años no han pasado en vano, hemos tenido un fuerte aprendizaje. Y parece que todavía nos falta por aprender.

A pesar de la adversidad que enfrentamos en el presente: inseguridad, corrupción, autoritarismo, desempleo, podemos estar más cerca de la transformación hacia el progreso y el desarrollo.

Un nuevo período

Es imposible comenzar una nueva historia arrastrando emociones negativas,  hoy tenemos nuevos retos para afrontar con creatividad y fortaleza. Construir con empatía, responsabilidad y tolerancia.

El gran reto es transformar la pobreza en bienestar, la inseguridad en seguridad, el odio en tolerancia y respeto.

Realizar nuestra función y ejercer nuestro papel en este país, en este mundo con pasión.

Si eres venezolano ojalá hayas votado, pero si no lo hiciste, piensa en la manera como puedes sembrar  en tu entorno, una mayor armonía con palabras, pensamientos y acciones que se transformen en bienestar.

Vamos a dejar de lado los sentimientos negativos que crean separación entre nosotros. Vamos a transformar la separación en unión.

Dios bendiga a Venezuela y a todos los que de manera honrada y democrática nos esforzamos para vivir un mejor presente.

“El tiempo de Dios es perfecto” habrá que esperar…  mientras tanto seguimos aprendiendo.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Eddy dice:

    La realidad se puede disfrazar. Eso está demostrado. El pueblo alemán es un ejemplo. Y así estuvieron otros pueblos del mundo, pero llega un momento que la gente se da cuenta de la ceguera con la que ha vivido. Es bueno releer La Hilandera, de Andrés Eloy Blanco.

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    1. Es cierto Eddy! pero la realidad es una sola, algunos dicen que la realidad es la que queremos ver. Yo pienso que tal cual como dice El Curso de Milagros: «Nada real puede ser amenazado…» Gracias por tu comentario, por compartirlo aquí y gracias por leer el post.

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