En términos prácticos, no hay una metodología ni una receta. El arte de decidir bien consiste en aprender a soltar el control y a entregar todo lo que perturba a Dios. Es algo tan simple que no nos lo creemos.

Nada es controlable. Todas las cosas internas o externas, mentales, materiales, emocionales y sentimentales son incontrolables. Decimos por ejemplo: “es que no puedo tomar decisiones desde la emoción, o desde el sentimiento porque no seré objetiva”. Hey, lo que tenemos que hacer es sencillo: cuando oremos, pidamos que la situación se resuelva de la mejor manera. Eso es todo, hasta ahí.

El resto se lo dejamos al Creador. Él sabe lo que tiene que hacer. Él decidirá a favor nuestro. Él sólo quiere que nos suceda lo mejor. Confiemos.

1. Saber elegir. Siempre podemos volver a elegir. Es algo que debemos tener presente. Ante cada situación preguntémonos ¿qué es lo peor que puede pasar? Y nos respondemos. Así sucesivamente, hasta llegar un momento en que nos damos cuenta que no tenemos más respuestas, no tenemos nada que perder y nos tranquilizamos. Nada podrá ser peor que ir en contra de nuestro propósito de vida.

2. Confiar. Aprender a confiar en nosotros mismos es fundamental para luego extender esa confianza al Creador, a Dios. Sabiendo que su voluntad es que seamos felices, que se resuelva toda situación perturbadora y se equilibre un desbalance de la mejor manera. Confiemos y soltemos. Tengamos confianza en que lo mejor sucederá para nuestro bien.

3. Acallemos la mente. ¿Cómo logramos esto? Con la meditación y la oración. Para iniciar una vida confiada y serena debemos limpiar nuestra mente de viejas creencias limitantes. Hay que vaciar la mente y comenzar desde cero a construir una con pensamientos positivos. Para eso es necesario callar la mente y empezar a escuchar la voz de nuestro Maestro interno quien siempre nos responde nuestras dudas, pero que no escuchamos. Una mente callada nos conecta más con Dios. Aprendemos a mirar más allá de lo que vemos, a sacudirnos de “relaciones tóxicas”, y a rodearnos de personas y ambientes de paz.

4. Olvidemos la ilusión, el amor es eterno. Es nuestro ser interno quien lo dice, pero no lo escuchamos. No nos empeñemos en lo que no es. La ilusión jamás puede sustituir a la verdad aunque por instantes sentimos que es posible que funcione porque vemos muchas de ellas manifestadas en este mundo. No podemos mantener una relación basada en una ilusión. Y lo que internamente sabemos es que nada de lo que vemos afuera, nos hace felices. “Lo esencial es invisible a los ojos”.

Hay una clave para identificar la verdad de la ilusión: ¿eso que sientes como problema es eterno o es temporal? La verdad es eterna como el amor universal. La ilusión es pasajera como querer comprar un carro (que podemos perder). Lo que no es eterno no nos brinda felicidad, lo que es eterno sí.

5. No repitamos los errores, somos responsables de lo que hacemos. Y de las decisiones que tomamos, por eso debemos dejarnos guiar. Tratemos de no repetir conductas que tuvimos con seres presentes o ausentes. Acordémonos que los errores no son eternos y podemos elegir de nuevo. Los errores se corrigen y es nuestro deber hacerlo para alcanzar la paz. Nada de hacernos los locos. Todo lo debemos enfrentar para no repetir situaciones desagradables con alguien. No nos confundamos. El hecho de iniciar una nueva vida plena y consciente, no quiere decir que las causas y consecuencias de lo que hicimos se borren. De hecho, seguiremos atrayendo situaciones parecidas si no reconocemos los errores que cometimos. Hagamos una pausa y reconozcamos lo que hicimos, perdonemos al otro u otros, y  a nosotros mismos. Pidamos el deshacimiento de ese error a Dios y tomemos decisiones conscientes.

6. No controlamos nada. El darse cuenta de esto, es fundamental. Quizás no lo comprendamos ahora, pero es así. Confiemos y dejemos de pensar que nosotros llevamos el “control” de la vida. Tampoco tengamos como meta el tener “todo controlado”. Porque seguramente, más temprano que tarde, ese plan se disolverá, es desechable y temporal. El control lo tiene Dios. Y él sabe lo que más nos conviene. Creemos que tenemos que vivir procesos que provienen de una decisión errónea por karma o castigo. Pero la única verdad es la decisión que  resulta de una entrega sincera y de corazón al Creador. Suelta la decisión. Ni tú ni yo controlamos nada.

 

 

7. Los encuentros y reencuentros no son fortuitos, son oportunidades para sanar. Hay relaciones y personas que vienen a sanar nuestro destino. No es una casualidad. Es una causalidad que conozcamos a ciertas personas en nuestro viaje por la vida. Familiares, amigos, relaciones de trabajo o de pareja. Todos cumplen una función. Generalmente esas personas nos muestran lo que no vemos en nosotros mismos. Son espejos de lo que tenemos que sanar internamente. De allí provienen los conflictos. Hay que aprovechar ya, la oportunidad de sanar eso y manifestar el amor que nos une a todos. Decidamos a favor del amor.

Implicaciones de no tomar decisiones

Esto tiene que ver conmigo, contigo, con todos los que de una u otra forma hemos experimentado dificultad al tomar una decisión y hemos estado indecisos.

Muchas veces no valoramos lo que ya tenemos. Y nos empeñamos en hacer cosas que no están alineadas con nuestro ser. Como no estamos acostumbrados a observar, estar atentos y a vivir intensamente el presente, cada minuto de cada día, tomamos una decisión equivocada. Luego nos arrepentimos y le echamos la culpa a Dios por haber permitido que tal cosa ocurriera.

La vida es ahorita, ni antes, ni después. Y cada acontecimiento que vemos es producto de nuestras decisiones y de nuestra forma de pensar. Así que atentos a lo que pensamos, decimos y hacemos.
Cada vez que te encuentres en una bifurcación, como si estuvieras ante dos salidas en el camino de tu vida: suéltalo, hazte a un lado, entrégalo, decide dejar a Dios actuar por ti. Ojo, no esperemos que las cosas sucedan y ya. Tengamos un papel activo en nuestra reconstrucción de vida. Y cuando nos de miedo o no sepamos qué rumbo tomar, dejemos a Dios actuar. Pero  respetemos siempre su voluntad. No recemos condicionando a Dios sobre lo que queremos que haga.

Herramientas

Si alguna vez te sientes impulsado a consultar a un profesional, terapeuta, gurú, vidente, astrólogo o incluso leer un libro para tomar una decisión ok, son recursos que proporcionan herramientas que aclaran y brindan una forma de actuar para alcanzar el bienestar, dejar el apego o descubrir tu propósito de vida.

Avanti.

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Agradezco especialmente a mi amigo Rodolfo Vizcaino, autor de las dos primeras bellisimas fotos compartidas aquí, tomadas recientemente en Ohio. Gracias por tu incondicionalidad 😉