¿Qué pasa en Venezuela?

¿Por qué estamos así?

No podemos ver desde un sólo punto de vista lo que nos acontece.

Yo quiero ver este momento de mi vida con esta situación en mi país, como una oportunidad, como un desafío y no como una desgracia. No estoy en este momento de la historia por casualidad. Creo que lo que he vivido me ha preparado para este momento, y este momento nos está haciendo que saquemos lo bueno que tenemos. Si no fuera por las circunstancias actuales, no nos diéramos cuenta.

Qué difícil es ser equilibrado cuando las pasiones gobiernan los razonamientos. Cuando el mundo que vemos nos afecta tanto.

La situación política y social de mi país es digna de un análisis externo pero más que revisar los hechos es imprescindible –según mi punto de vista– vernos por dentro. Revisar lo que sentimos cuando vemos lo que vemos. Como dicen por ahí “no trates de cambiar el mundo, trata más bien de cambiar la forma en que lo percibes”.

manos

No me gusta el carácter autoritario del gobierno venezolano y el proceso bolivariano. Condeno la represión a las protestas y la censura. Rechazo el desprecio que se ha demostrado por la institucionalidad. Me opongo a la ineptitud, el despilfarro y la corrupción del Estado. Pero si algo ha hecho este “régimen” es darle visibilidad a la gente que antes era invisible. El gobierno no es democrático. Creo que los militares no han sido formados para gobernar en democracia en ningún lugar del mundo.

No apoyo tampoco a una oposición que se ha mostrado caprichosa, desleal y sin un plan de acción claro. Con el único propósito de salir de este gobierno “como sea”. Si la oposición quiere demostrar que es mayoría, lo que debe hacer es presentar alternativas reales de gestión, y de políticas públicas sobre todo hacia las clases más humildes.

Me parecen legítimas las luchas estudiantiles. Pero que ambos bandos (gobierno y oposición) las utilicen es nefasto. Lo que si celebro es que los estudiantes espontáneamente se movilicen por reivindicaciones justas.

Venezuela

El país está dividido

Durante  más de 15 años, desde la llegada del chavismo al poder, el odio y la confrontación se han instalado en la cotidianidad venezolana. Hay que romper esa rutina. Hay que dialogar sin ventajismo ni prejuicio.

Hay que aprender que no todos los que apoyan al gobierno, son corruptos, ignorantes o malandros. Y que todos los que están en la oposición no son fascistas o pitiyankis. Son tan venezolanos los unos como los otros.

No se puede ser revolucionario sin odiar a los opositores y no se puede ser opositor sin odiar a los chavistas “conmigo o contra mí”, aquí no hay medias tintas. Si se me ocurre valorar algo del otro, mi bando me crucifica.

Los venezolanos hemos caído en ese juego de amor-odio. Si alguien se le ocurre algo que unifique, esa misma dinámica lo destruye. Es un juego de poder hábilmente practicado por el gobierno y por la oposición.

Esto que sucede en Venezuela duele, asfixia, tortura y nos llena de gran confusión. Existe un deseo enorme de que esto cambie y no vemos alternativas para eso. Se insiste en buscar la salvación afuera. El cambio, no está en el hacer o en el no hacer, está en el corazón, en la mente, dentro de cada uno.

Paz

¿Qué pensamiento acompaña el hacer o el no hacer?

Desde pensamientos de venganza, culpabilidad, negación y rencor hasta de unión, armonía y perdón. No se trata de cambiar al mundo, a Venezuela, o a los demás. Sino de cambiar de  mentalidad con respecto a lo que percibimos. ¿Realmente deseamos un cambio con respecto a esto? ¿Cuál es la resistencia? ¿Cómo puedo trascender y perdonar esto? Mirémonos.

Mantén la calma en todo momento

En toda situación de desastre siempre se pide: calma, eso no quiere decir que no corras, si es necesario, para evitar un maltrato. Aguantar no es perdonar, aguantar implica pensamientos de victimización. No somos víctimas del mundo que vemos.

No echemos la culpa a otros de lo que sucede, ni confundamos responsabilidad con culpa. Somos responsables, no culpables.

Desprendámonos y desapeguémonos de ideas, creencias. Dejémos de buscar lo que pudo haber originado esto.colores arcoiris

Somos seres espirituales en un contexto humano

Estoy segura que la causa fundamental que conduce a la situación actual en Venezuela, es la falta de conciencia individual y colectiva. Si no caemos en las tentaciones del ego: mentira, manipulación, facilismo, fanatismo, populismo, caos, anarquía, codicia, poder, etc., lograremos minimizar los efectos de nuestros pensamientos negativos en el mundo físico, fortaleceremos nuestro ser interno y seremos más felices.

A medida que logremos este proceso colectivo, podremos cambiar el rumbo de nuestro país. Tendremos mejores gobernantes, mejores instituciones, una economía próspera, una mejor educación, una salud plena y un mejor país.

Este es el reto que tenemos. Reflexionar primero y tener una mejor actitud como filosofía de vida, para obtener cambios enriquecedores que nos sanen por dentro y por fuera.

Surgirán líderes auténticos para gerenciar a Venezuela desde el punto de vista intelectual y espiritual.

Veo en este horror, una invitación a sacar lo mejor de nosotros. Cada uno tiene un rol protagónico en esta historia. Si sentimos que no podemos hacer nada, estamos negando la luz que hay en nosotros y la oportunidad de ofrecer algo bueno en este momento tan difícil.

todo va a salir bien

 

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Nicolas dice:

    Buenos dias Deborah,me parece muy equilibrado tu mensaje, en la vida hay que ver las cosas con mucho sentido de la objetividad, indistintamente de la posiciòn politica donde nos ubiquemos,creo que lo màs importante es entender que siempre en nuestro entorno habran problemas, pero eso no puede ser ningùn motivo, para asumir posturas extremistas, ni radicales,Lo importante es que debemos convertirnoa en parte de la soluciòn, y no asumir posturas radicales y extremistas frente a los problemas sociales, considero que los mismos se pueden tratar en un marco de entendimiento,dialogo y de respeto. Venezuela es un pais de oportunidades, aqui cabemos todos y podemos vivir en santa paz, no hay por que andar satanizando lo que sucede en nuestro pais, considreo que quienes lo hacen ignoran el gran daño que le hacen al pais y a ello mismos, nadie puede querer a este pais màs que nosotros mismos. Hay que tener presente que frente a los problemas internos que nos suceden, hay muchas voces agoreras que se encargan de echarle mas leña a la candela para mantenernos en una pelea continua y permanente, gente que lo quiere es vernos debiles todo el tiempo y aprovecharse de esta situacion para lograr sus objetivos mas perversos y diabolicos. Los venezolanos nos hemos caracterizados por ser gente de trato amable y trabajadora, debemos estar alerta y no dejemos que este tipo de gente mal intencionada, no siga alienando utilizando varios canales de comunicaciòn para lograr sus objetivos,gracias a Dios vivimos en la era del conocimiento, y esto màs tarde que temprano nos permitira alcanzar los niveles de conciencia que se requieren para lograr la uniòn de todos los venezolanos orientado en una sola direccion, que no es otra que lograr un pais de solidaridad y confraternidad, donde todos sin ningun tipo de decriminacion racial o social, podamos desarrollar nuestras potencialidades sociales, culturales, economicas y ambientales entre otras. Saludos y hasta un proximo encuentro.

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    1. Hola Nicolas, es así. Cuando aprendamos a ver los hechos en forma global y tolerante, entonces comenzaremos a disfrutar la Venezuela que nos merecemos. No podemos ver desde un sólo punto vista lo que nos acontece. Qué bueno que ambos estemos conscientes de ello. Nada es casual. Gracias por tu lectura y por compartir tu comentario tan detallado.

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  2. Mireya dice:

    1. Desde mi ilusión y el mundo de las ilusiones. Me declaro de un lado, pues pienso que lo que hay que hacer para salir de la crisis, pasa por aceptar errores fundamentales en el sistema económico lo que equivaldría aceptar un error por parte de la revolución. De manera que la salida en el mundo de las ilusiones implica la derrota de la revolución. Desde mi ceguera no veo disposición, ni apertura a escuchar ni a realizar esos cambios, al menos en este momento. La salida ideal sería la de la consciencia, lo que significaría que aceptemos esta situación y confiemos en que poco a poco la misma situación llevaría a lo inevitable. De nuevo desde mi inmenso ego he de confesarte que si me gustaría que pudiéramos salir de esto ahora. Consciente también de que ello para nada significaría que vamos a estar en un paraíso, pues lo fundamental, el cambio de consciencia, el cambio de mentalidad no se ha hecho. Así que estaríamos llamados (sobre todo quienes nos vanagloriamos de andar en este camino), a hacer lo que no hemos hecho y dejar de acusar y enjuiciar a aquellos que han entregado todo, quizá errados pero dispuestos a pagar el precio por lograr lo que ellos consideran importante.

    2. Ahora desde mi profesión como ecóloga y sabiendo que hay fuerzas mayores, te digo que veo perfección en todo lo que ocurre, no me imagino esto sin aquél que protesta, o sin el político que paga y ha entregado su vida a una causa que para él es importante, y que luego se convierte en el pote de la basura donde todos echamos nuestra falta de responsabilidad porque estamos esperando que él venga a resolvernos lo que nosotros no asumimos. Veo perfecto lo que está haciendo el gobierno, pues nos está llevando a cada venezolano a enfrentar nuestros miedos, nuestras sombras… aquí he concentrado mi trabajo personal.

    He visto en mi al dictador. Proyecto mi envidia y lo poco empoderada que he estado justo por temor a terminar haciendo lo que ellos han hecho. Veo mi resentimiento y mi dificultad para perdonar, mi necesidad de tener la razón. Lo reconozco y hacer eso me ha dado mucha paz.

    La confianza en el plan de Dios me permite confiar en que cada quien está haciendo lo que le corresponde, entonces veo todo con m[as tranquilidad. No siento angustia y duermo como dice el presidente «como un bebé». Procuro tolerar mi propia intolerancia, me «inclino» a quien es capaz de expresarla sin disimularlo. Si amiga, veo perfección en el plan de Dios, y no tengo duda de que todo esto es bueno y que cada quien lo está viviendo según su nivel de consciencia.

    También sé que el que esté bien no depende para nada de que el gobierno esté o no esté. Aunque claro a mi EGO le gustaría que todo esto acabe y sigamos igual…, tal y como ya ha ocurrido.

    De verdad, valoro la actitud de los valientes que han salido con coraje, que son leales a lo que creen. La violencia, la he visto como la descarga y la liberación de rabia y emociones reprimidas, así que muchas enfermedades aparecerán y/o desaparecerán gracias a la violencia. ¿Hay mayor violencia hacia mí misma, que negar lo que pienso o no decir lo que siento por temor a perder un trabajo, un contrato, etc? ¿Qué decir que soy de un partido cuando en realidad no lo soy.?

    Sí, también valoro a los políticos, las mujeres, los estudiantes, los que rezan, los que colaboran, los que son solidarios, y hasta al gobierno, pues cada uno está haciendo lo que le corresponde. Puedo ver la ceguera en el otro, puedo ver que cree que lo que hace es lo mejor, y en eso deja la vida. Ante eso me inclino y le hago una reverencia.

    Me sigue afectando la situación y no logro trascenderla. Aun me mueve la indiferencia, el que está con todos y no está con nadie. El que no arriesga, no aporta nada, con el que ni le viene ni le va porque sigue en lo «suyo» (negocio, empleo)..Ahí mi intolerancia sube. Me ha tranquilizado el declararme intolerante, pues así tolero al intolerante, al político y a mí misma. Aquí sigo ciega…

    ¿Cómo he aprovechado todo esto?, viendo cómo ese conflicto que está fuera, está en mí con la misma intensidad. Hay una inmensa resistencia a ver mi error y a veces (aun soltándolo), me sigo identificando con la ilusión de lo que veo. Esa «batalla» está dentro de mí, no está afuera. Así que todos esos personajes que veo afuera y me perturban están dentro de mí. Es esa batalla personal la que a mí ahora me perturba. Si cambio mi mente, el mundo cambia, es ahí donde he estado concentrada porque lo creo.

    Es increíble ver como cada persona le ha tocado vivirlo de manera diferente. Algunos se sienten en medio de la batalla. Otros nos conectamos todo el día a las redes sociales o salimos de nuestras casas para tener «una idea» de lo que está ocurriendo en Venezuela. Estoy segura que ello tiene que ver con la historia de cada quien y con lo que no ha resuelto. Aquí sigo ciega.

    También me afecta, pues seguramente confío más en el cuerpo que en la mente mi aporte. Y me pregunto ¿cómo puedo ayudar? ¿qué me corresponde hacer? Ambas lo hemos dicho: es lo que hace falta, entonces de ser así, somos nosotros a quienes le falta consciencia ¿en qué estamos fallando?¿cómo acusar al que no está viendo? es como golpear a un niño porque queremos que camine y el solamente gatea.

    El reconocer que todos somos inocentes, peleándonos con este mundo de ilusiones me ha dado mucha tranquilidad.

    Un último comentario: ha sido muy pero muy bueno trabajar con El Curso de Milagros en medio de todo esto. Aquí estoy meditando, dándome cuenta. Invocando y pidiendo al Espíritu Santo que me ayude a verme y liberarme.

    En fin, todo esto es como un proceso de purificación, que llama a la honestidad conmigo misma y con el «otro». En tanto esto no ocurra estaré proyectando, confundida y será entonces el dolor el que me hará despertar…
    Un abrazo,

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    1. Gracias Mireya por tu gran reflexión, hecha (estoy segura) desde tu honestidad. Eso es lo que nos pide la vida hoy más que nunca: honestidad, autenticidad, sin escondernos, sin apartarnos. Somos uno con todo lo que vemos: con el estudiante, el motorizado, el político, el guardia nacional, el policía, el funcionario del gobierno, el dirigente de la oposición, el «ni-ni»… Todos llevan la etiqueta que nosotros le otorgamos de acuerdo a nuestro punto de vista. Pero todos somos un solo pueblo que ama este país y quiere sentir paz. ¿Cómo obtenerla? ese es el aprendizaje. El identificar todo lo que «los otros» (yo misma) me muestran, las emociones que se me despiertan. Un trabajo interno donde todos somos responsables desde el desastre, desde la indiferencia o desde la paz donde yo me encuentre. El cambio comienza en nosotros mismos…

      Gracias por leerlo… Sin duda, tu escrito es valioso y una buena reflexión. Esa es la idea, que todos reflexionemos y simplemente actuemos según como nos sintamos mejor…

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