Medita, oye a tu ángel y tus dudas desaparecen

¿Te ha pasado que a veces “la vida” te da oportunidades que al principio no comprendes, ni quieres vivir?

Los ángeles están a nuestro lado desde hace tiempo. Nuestra relación se hace cada vez más estrecha con ellos. Por este motivo, hoy quiero compartir lo que me pasó hace ya algunos meses.

Incertidumbre

Soy de esas personas que demora mucho antes de tomar una decisión. Suelo racionalizar absolutamente todo lo que me pasa. A todo le busco un por qué. Y cuando no comprendo algo que vivo, me asalta la incertidumbre.

Pero desde hace algún tiempo siento que los ángeles están aquí para guiarme, enseñarme a soltar y aprovechar las oportunidades y situaciones que se me presentan.

Un congreso

A finales de junio fui invitada a un congreso de Nefrología que se realizó en Puerto Ordaz, estado Bolívar.

Yo no tenía claro cual iba a ser mi papel en ese congreso. Tenía entendido que era un congreso médico, así que me dije: “¿Qué carrizo voy a hacer yo en ese congreso?”

Así mismo se lo manifesté a la persona que me invitó.

-Bueno Déborah si no quieres ir, no vayas.

-Te agradezco muchísimo que me hayas invitado pero no tengo claro cual va a ser mi misión allí ¿qué voy a hacer? –le dije.

-Creo que es importante que tu como periodista y paciente trasplantada vayas a conocer más sobre esos temas que van a ser tratados en el congreso.

-Ok está bien, si voy, gracias por la invitación. –Qué pena con él, pensé.

Cuando llegué a casa seguí pensando en este viaje. Ciertamente mi papel yo no lo tenía claro. “Bueno, no hay que cerrarse a las oportunidades que la vida nos brinda”. Por alguna razón yo tenía que ir a ese congreso.

“Te entrego mis temores, mi incertidumbre, que sólo se haga lo que tu quieres que suceda a través de mi”. Medité y lo entregué al “universo, a los ángeles”.

El vuelo salía a las 8 am. El taxi me buscó a mi casa a las 4:30 am. Si no había ningún contratiempo, estaría en Puerto Ordaz a las 9:30 am.

Yo iba a llegar a una habitación previamente reservada para mi amiga nutricionista Marisol Quiroga, quien por cierto fue quien revisó el libro que escribí “¿Qué debo comer después de mi trasplante renal?” Ella amablemente me ofreció la posibilidad de compartir la habitación durante esa noche, ya al día siguiente yo me regresaría a Caracas.

Llegué a la habitación, dejé mi equipaje, metí la insulina en la neverita y volví a salir.

Cuando llego al congreso quería encontrarme con la persona del laboratorio que me invitó, pero resulta que estaba atendiendo a un médico chileno que acababa de llegar y que al día siguiente dictaría una conferencia. Yo iba a esa conferencia para conocer el proceso de donación y trasplante en Chile y luego entrevistar al médico.

Así que entré a una conferencia sobre la importancia de la nutrición en el paciente renal, más o menos el mismo tema que traté en mi libro.

Allí vi a un médico que me marcó la vida, su nombre: José Weisinger. A ese médico yo lo odiaba, si. Él fue quien me dio la nefasta noticia de mi problema renal. Su forma de transmitirme ese terrible diagnóstico no fue delicada. Yo apenas acababa de culminar con éxito un embarazo de alto riesgo. Mi hijo ya estaba fuera de peligro y yo también. Pero mi ánimo no estaba tan fuerte como para soportar ese diagnóstico. No estaba preparada.

Efectivamente tres años después comencé la hemodiálisis.

Total que ahí estaba yo, ante ese “nefasto doctor” ya me había enterado que se había ido del país. No sé por qué quise saludarlo. Además creí que no me iba a reconocer.

-Hola Doctor, ¿Cómo está? Mire donde lo vine a ver después de tantos años.

En vez de mirarlo con enojo, al contrario sentí una conexión maravillosa.

-Déborah ¿cómo estás? Me enteré que te trasplantaron dos veces ¿qué pasó? ¿qué hace una periodista como tú aquí?”

La misma pregunta que yo me hacía.

Y le cuento mi historia, le digo en qué trabajo y qué estoy haciendo, lo de por qué yo estaba en ese congreso, etc.

Una conferencia sobre la relación entre obesidad y enfermedad renal

Entramos mi amiga Marisol Quiroga y yo. Y resulta que el coordinador de esa conferencia era precisamente el Dr. Weisinger.

Después de dos fabulosas intervenciones de dos médicos. Weisinger le toca concluir el acto.

Pero antes, me llama al estrado y me presenta como una excelente paciente, periodista, me pide que hable sobre los libros que escribí y sobre el programa de radio que tenía en ese momento. Los asistentes (en su mayoría médicos) me aplaudieron y preguntaron donde se conseguía mi libro. Yo me emocioné mucho, fue una verdadera sorpresa que Weisinger hablara de mi tan bonito, después de que siempre decía que yo era “mala conducta”.

Allí comencé a comprender para qué fui a ese congreso…

Después de agradecerle el gesto aproveché para pedirle apoyo para promocionar mi libro y para conseguir colaboraciones escribiendo tal vez en una página web. Él ya me había dicho que su hija es periodista y que tiene muchos contactos en Miami. Me dijo que le escribiera a su correo para recordarle.

Le escribí. Me puso en contacto con una paciente trasplantada venezolana que tiene una Fundación en Miami para promocionar mi libro. Y ahora colaboro como bloggera en www.inspirulina.com

Una prima a quien no veía

El último día, visito el área de stands donde los laboratorios exponían sus productos, todos relacionados al tema diálisis y trasplante renal.

En uno de ellos regalaban caricaturas de los visitantes del stand, sentí curiosidad y el caricaturista empezó a dibujar mi rostro.

Una persona me pidió mis datos personales. Empezamos a hablar mil cosas, ella es empleada del laboratorio que me invitó. Su cara me resultaba familiar pero no la ubicaba en mi memoria. Nos pareció curioso el hecho de que teníamos el mismo apellido Arévalo. Así que le pregunté:

-¿Cuales son tus apellidos?

-Fermín Arévalo.

-Aaah ¿Pero tu eres Gaudys Fermín?

-Siiii claro y tú eres mi prima Déborah.

Así pues en ese congreso, conseguí a una prima a quien tenía ¡más de 20 años sin ver!

Nada es casual

Total que en el congreso me re-encontré con el médico que marcó mi vida y con quien tenia pendiente una deuda espiritual de perdón, compartí con una prima maravillosa, hice contactos con médicos para realizar entrevistas, viví experiencias interesantes y aprendí muchísimo sobre enfermedad renal…

Todos formamos parte del poder invisible de la intención”. Wayne Dyer.

Yo no sabía cual era mi papel en ese evento. Por eso pedí con fe a mi ser interno y a mis ángeles que me guiaran para aprovechar al máximo mi presencia allí.

Ante cualquier circunstancia incómoda o dudosa, si meditamos, consultamos y reflexionamos, el resultado siempre es aleccionador. Aprendemos cómo conectar con la fuerza universal y angelical y recibimos respuestas de la forma que menos esperamos.

8 Comentarios Agrega el tuyo

  1. elisabet soriano dice:

    Gracias Déborah… es esperanzador leerte. Yo, que formo parte del grupo que «racionaliza todo», últimamente estoy confiando mucho más en esa vocecita interior que es nuestra esencia. Tampoco llegué a esta página por casualidad, evidentemente uno está buscando… y encuentra. Que todo te siga saliendo bien, un beso grande desde Argentina.

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    1. Gracias Elisabet, qué hermoso lo que comentas ¡desde Argentina!. Agradezco tu comentario y la posibilidad de conectarnos por esta vía. Uno atrae lo que busca y se nota que andamos en el mismo compromiso de crecer por dentro y cumplir a cabalidad nuestra misión de vida. Recibe un abrazo.

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  2. Judith Gonzàlez S. dice:

    Esto tan hermoso que relatas y la forma en que tu y yo nos conocimos amiga, nos revela como el universo «conspira» para cumplir con nobles propósitos…de eso no hay duda. Y referente al papel de esos seres maravillosos, puros que nos auxilian cada vez que lo solicitamos….no tengo duda. Los àngeles estàn aquì, muy cerca para guiarnos…solo hay que abrir el corazòn para escuchar.

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    1. Es cierto Judith tu y yo hemos estado rodeadas de hechos «mágicos» y hermosos… Todo ha sucedido para nuestro crecimiento espiritual y nada es casual… ¡Te quiero mucho! Sigamos en este camino tan enriquecedor ♥

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  3. Eddy dice:

    Hola! Una vez leí un material sobre el Padre Pío en el que refería como los ángeles o angelitos pueden verse o él los veía en el Sagrario de las iglesias, el lugar donde se guardan las hostias y el vino para consagrar. En una ocasión le comenté esto a un sacerdote amigo, y se rió a carcajadas. Sin embargo, he tenido que ver con el llamado Ángel de la Guarda, desde que mi madre me enseñó una sencilla oración cuando estaba muy niño, apenas tres o cuatro años. De esto ha pasado más de medio siglo, y sin embargo la rezo siempre , cada noche. Hace un par de años escuché en una reunión a unos sanadores de Maracay( curan con las manos) que venían por una angosta carretera, y entrando a una curva un derrumbe se había llevado la mitad de la vía y precisamente por el lado en que iba el vehículo en el que viajaban.Pidieron a los ángeles, y no se explican como el carro pasó sobre el hueco que había dejado el derrumbe, como si iban por el aire, y no cayeron al profundo barranco. El Padre Pío sostenía que tu Ángel de la Guarda te puede hacer muchos favores, hasta llevarle flores a una persona querida. Esto lo pedí intensamente por varios días para que ese favor me lo hiciera a una persona que estaba muy lejos de mi. A los meses cuando la pude ver le pregunté ingenuamente si le habían llevado flores, y me respondió: si la enviaste nunca llegaron, pero en una de mis porrones( vivía en un apartamento) florecieron unas rosas rojas liindísimas, como las que antes me traías. Esto as nadie se lo había dicho y al leer tu artículo, me dije que nada perddía con extender mi fe. Saludos. Se le aprecia mucho.

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    1. Eddy, qué hermoso relato, gracias por compartirlo y comentarlo aquí. Efectivamente nada pierdes con extender tu fe, al contrario, ganas crecimiento espiritual. Muchísimas gracias.

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  4. Flor dice:

    Hola.
    Felicitaciones por su ejemplo de lucha y perseverancia.
    Me gustaría que me indicara dónde puedo comenzar a meditar. Quiero aprender desde cero a hacerlo bien.
    Saludos.

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    1. Hola Flor ¡gracias!, para meditar sólo es necesario tener la disposición de escuchar a Dios, a tus ángeles y a tu ser interno. Para comenzar encuentra un lugar tranquilo y si quieres coloca una vela o incienso y música suave. Si hay algo que te angustia o te preocupa, suéltalo y trata de no pensar en esa carencia. Luego cómodamente sentada trata de concentrarte en tu respiración, sin pensar en lo que te falta o en lo que anhelas. Sólo está contigo misma. En pocos minutos te sentirás relajada y comenzarás a recibir respuestas. De todas maneras, si vives en Caracas, hay un sitio que queda en La California llamado: «Terras, espacio consciente», donde no sólo dan información acerca de cómo meditar sino también te brindan herramientas para tu crecimiento espiritual. El correo electrónico es: terraespacioconsciente@gmail.com y los números telefónicos son: 0212-8898973, 0414-2493103 y 0416-7060818.

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