Reflexión de una cumpleañera

Cumplir años es un hecho, ser feliz es un compromiso

Cumplir años es un hecho ineludible, pero ser feliz es un compromiso de vida con todo y nuestras “aparentes” limitaciones

Una rara sensación

Ayer en la mañana del 23 de abril pensé “wow ya es mi cumple”. Este pensamiento ha estado en mi mente hace varios días… Pero ayer apenas me metí bajo la ducha caliente, me llegó una sensación extraña.

De repente, un vacío enorme e indefinido me rodeó. Y no era una alucinación… ni esa sensación inequívoca de mareo que distorsiona la visión de las cosas.

mi visión estaba distorsionada, algo parecido a… una confusión de colores grises, amarillos, naranjas,…

La sala de mi baño se ensanchó, se hizo más grande. Como si alguien hubiese apretado un botón y las dimensiones repentinamente cambiaron como por arte de magia.

mi mente estaba así como en la foto…

Déborah –me dije- esto ¡es imposible!

Pero así lo viví: sentí que el espacio era “mayor” al acostumbrado.

Tardé un poco en reaccionar. Extendí los brazos para cerciorarme de que la distancia que me separaba de las paredes era la de siempre, pero no había terminado de hacerlo cuando creí comprender lo que me estaba pasando.

Miré hacia abajo y sentí una sacudida. Una conmoción. No era el baño que había crecido… “¿será que yo me había encogido?”

Y no es para andar presumiendo de un recorte de estatura. No es que yo sea una tipa super esbelta, altota… lo reconozco… pero sentir que probablemente había rebajado de tamaño es terriblemente traumático, sobre todo cuando se han tenido problemas óseos y principalmente cuando se cumplen 49 “los últimos cuarenti…”

Siempre se ha dicho que los viejos se encogen. Uno mismo lo percibe. A medida que pasa el tiempo, el cuerpo cansado de nuestros abuelos, nuestros padres, los familiares mayores parece encorvarse, reducirse…

Y me dije, debajo de la regadera, mientras el agua tibia me caía encima, “pero wow no estoy tan vieja…»

NO SOY vieja

No hay derecho, continué diciéndome mientras terminaba de bañarme, y aún después de que me sequé, me vestí, salí a la calle y me enfrenté al mundo. ¿Cómo es posible? Así, tan de repente: “soy una vieja”.

Al salir de la casa, la luz del sol me hizo achinar los ojos. Evitando el resplandor, me puse mis lentes “fotocromáticos” para ver de lejos. No me acostumbro a los multifocales…

Miré hacia un lado y al hacerlo, sin darme cuenta, miré también dentro de mí. Entonces lo supe: junto con la luz y la realidad que me estrujaban la cara, llegó la “razón”, la objetividad, la “cordura”, el intelecto. “Tiene que haber una explicación racional a toda esta sensación que tuve hoy al bañarme” -Me dije-.

Pero no me vino una respuesta científica. Sentí que ahora a «esta edad» soy otra por dentro… y por fuera, literalmente.

Caí en cuenta de que no era mi cuerpo el que se había reducido. Sino que lo que se achicó por un momento fue mi ánimo, fué como yo lo llamaría: una «sacudida social»… ¡una trampa de mi ego!

Ese momento y sensación pasaron, fueron relativamente cortos… pero ahora realmente no sé si ese momento tuvo que ver con mi cumpleaños… ¿?

Existo, vivo y soy

Sin embargo las sensaciones y sentimientos empezaron a aparecer de nuevo: sentí que mi mente había evolucionado y que mi espíritu hoy sigue tan puro como siempre.

Sentí que puedo “viajar” lo más lejos posible. Sentí que ahora percibo la alegría que hay en mi alma. Sentí cómo he crecido en mente y… oh si, también en cuerpo físico…

Caí en cuenta que soy una mujer “madura” y que ahora puedo escuchar las verdades que hay dentro de mi. Alguna ventaja tenia que haber ¿no?

Comprendí una vez más lo que mi papá me decía cuando yo tenía 17 años y no lograba comprender: “Qué bueno sería tener tu edad con la experiencia que ahora yo tengo” en ese momento mi papá tenía 53 años… Eso es lo que le digo ahora a mi hijo Alejandro, quien ya tiene ¡21 años!

El tiempo es relativo, el tiempo no existe sino en mi mente y en la de TODOS los seres humanos… “Somos uno” y somos parte de ese “inconsciente colectivo” que comparte esa ilusión… Hoy siento que la vida es real, bella y sí que vale la pena.

Así que Feliz cumpleaños para mí, y feliz vida a quienes habitamos en este planeta lleno de ilusiones como el tiempo, limitaciones como las enfermedades y de experiencias reales y maravillosas como el amor que vinimos a compartir.

Con mi hijo Alejandro

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Alejandra dice:

    Que bonito Deborah!!, todo esto es prestado, nada nos pertenece y somos mucho más que un cuerpo, este es nuestro maravilloso vehículo para transitar el recorrido de la vida. Besos

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    1. lifeisdear dice:

      Así es Alejandra, estamos clarísimas, jejeje. Mil gracias por compartir tu comentario aqui… Recibe mi abrazo

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  2. Maritza dice:

    Amiga, leo retrasado tu blog cumpleañero, sin embargo con tanta vividez de si fuera hoy, y me trajiste a la mente, la proximidad de mi sacudida interior…y me dejas el grato sabor de comprender mis reflexiones previas, y no solamente mías, sino las propias por el acercamiento al casi bien vivido y disfrutado medio cupón…Ya entiendo, no nos encogemos, el Universo hace espacio para toda nuestra capacidad como Seres Únicos y Especiales…Dios Te Siga Bendiendo

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    1. lifeisdear dice:

      Asi es, ¡Gracias Maritza! por compartir tu comentario aqui, por tu fidelidad, por ser y estar.

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