
Con el título de este post…, con esa pregunta me saludó un amigo justo el día que no me sentía bien. Hoy me siento mejor, porque en estos días estuve contrariada, nerviosa, depre, por mi problema de salud.
Ahorita tengo una infección urinaria…
Es así, el aspecto emocional en mi y en la mayoría de las personas, es tal cual como la marea de la mar, a veces alta, a veces baja. Igual el cuerpo físico a veces chévere y otras veces no tan chévere. Claro, eso depende mucho de los pensamientos que tenemos, las decisiones que tomamos, el estrés,… todo influye en nuestro estado mental y físico.
Vivir con esto no me ha sido fácil. Ver y sentir las consecuencias de una condición tan larga como la diabetes y otra condición de tanta incertidumbre como el trasplante renal es siempre una sorpresa… y algunas veces “duele”.
Desde que ando en esta onda espiritual me he dado cuenta que a pesar de mi condición de enfermedad, mi vida puede ser distinta. Nada, nada podría impedirme ser feliz.
Aunque lo sé, no me es fácil ponerlo en práctica.
Y a veces me digo que gracias a «la enfermedad» he podido crecer internamente, espiritualmente, madurar, “ver” las cosas de una manera distinta.
Total que todo esto se me «revolvió» en estos días y a alguien le tocó soportar mi amargura temporal. Descargué toda esa tristeza en una conversación con un amigo.
Esa noche me sentía “atascada”…

Finalmente me tranquilicé y creo que tuve un «encuentro» divino con los ángeles, les hice tres preguntas acerca de mi situación de salud ahorita.
Hice una pequeña meditación y mira lo que sentí que me dijeron:
• que esté atenta y ponga atención a las nuevas ideas y pensamientos que me llegan…
• que soy una criatura perfecta de Dios
• que los milagros están ocurriendo ya
¡A buscar el antibiótico!
Al día siguiente temprano en la mañana me fui al hospital Miguel Pérez Carreño a buscar un antibiótico muy costoso que probablemente lo podría encontrar en la farmacia del IVSS y que, según mi médico tratante, es el indicado para el tipo de infección que tengo. Se trata de una infección urinaria recurrente y he utilizado muchos de los antibióticos que existen.
En ese hospital fue donde me trasplantaron de riñón, vi a las enfermeras y médicos que me cuidaron durante mi hospitalización allí. Me encontré con gente que me saludó con mucho cariño.
Yo tenía que obtener la «orden medica» de alguno de los médicos encargados de la unidad de nefrología y trasplante para solicitar en la farmacia del IVSS el antibiótico para mi tratamiento.
Total que lejos de parecer un fastidio el hecho de tener que buscar una medicina que probablemente no iba a estar disponible y de lo que puede significar tener una infección urinaria en una persona con mi condición, fue una experiencia muy agradable el haber estado allí.
Disfruté muchísimo el hecho de no tener que esperar mucho tiempo y de poder conversar con los médicos, enfermeras y pacientes “colegas”.
Hasta me solicitaron algunos ejemplares de mi libro “¿Qué comer después de mi trasplante renal?” y me felicitaron por haber sacado una publicación así: “Hacía falta Déborah”.
En la farmacia
Me dieron la cantidad de medicamento correspondiente al tratamiento completo. “Gracias a Dios” pensé.
Estando en la farmacia vi a una señora que estaba solicitando unas medicinas. Ella le comentó a la farmaceuta que tenia un hijo recientemente trasplantado de riñón.
Yo le hago el comentario de que yo también soy trasplantada y ella me pregunta cuanto tiempo tengo trasplantada.
“Cuatro años y medio”, le dije.
Me indicó que su hijo es diabético, tiene un mes de trasplantado y que estuvo casi cuatro años en diálisis, y en lista de espera por un donante…
“Disculpa pero ¿quien es tu médico de la diabetes?” me pregunta.
Yo le digo: “Miguel Anca”.
Ella con cara sorprendida me vuelve a preguntar: “¿cómo te llamas tu?”.
-Déborah Arévalo
Y entonces me dice: “wow no lo puedo creer, claro tu eres Déborah”.
Yo no entendía nada.
Entonces me dice que su hijo es David, quien estuvo presente en mi cumpleaños en mi casa dos años atrás y que acompañó a Yoselis Rodríguez, mi nefróloga, para que yo lo conociera y le diera ánimo porque estaba desesperado de tanto tiempo esperando por donante y obstinado de la diálisis.
¿Qué tal?
Efectivamente en diciembre me enteré de su trasplante porque mi doctora me lo dijo y me pidió un libro para el.
Yo le di mi libro dedicado y firmado a su hermano a quien conocí ese día para que se lo entregara.
Ahorita David se está recuperando y está muy bien de salud.
Haber conocido a su mamá de una manera tan “fortuita” me llama poderosamente la atención.
Cuando te das cuenta de que nada te falta, el mundo entero te pertenece” Sri Yukteswar
«Review»
Un día intenso, perfecto, lleno de esperanza, de aprendizaje y de mucho amor.
Cada situación “desagradable” que vivimos aunque en principio nos parece dura, difícil e hiriente, puede convertirse en una estupenda experiencia de vida.
“Nada es casual”
Agradezco a mi amiga y colega: Lyng-Hou Ramírez autora de la última foto de este post.
so no es lo que se busca
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